domingo, 26 de agosto de 2012

Salvemos nuestra fauna.

Aunque con esta entrada me salgo por completo del título de mi blog, tenía que hacerla.

Como digo, me salgo un poco de esa regla que de alguna manera me he autoimpuesto para este blog, y lo hago porque ninguna de estas fotos son a través de mi cámara. Esto no lo viví desde detrás, en este caso me tocó a mí ser uno de los protagonistas. Los casos que os voy a contar a continuación son a través de la cámara de mi padre.

Algunos de los que me conocen en Pozoblanco son buenos sabedores de mi pasíon por los animales y de los centros de recuperación por los que me dejo "caer" de vez en cuando. Por ello, cuando aparece algún animal herido en el campo se acuerdan de mí pare ir a recogerlo.

Por suerte o por desgracia, ya son varias las llamadas que han llegado a mi teléfono por este motivo. Y digo suerte o desgracia porque nunca deseas recibir una de esas llamadas, indicativo de que ningún animal está herido. Pero suerte porque ese animal tendrá la suerte de poder ir a un hospital de fauna a recuperarse de sus heridas.

La primera de esas llamadas la recibí de Marisol, una compañera de clases de inglés y de algún curso que hemos realizado juntos. Me comunicaba que en Villanueva de Córdoba se encontraba un buitre que no podía volar. Y para allá que fuimos mi padre y yo. Después de varias carreras detrás de él, conseguí capturarlo. Se trataba de un joven buitre leonado desnutrido (la desnutrición en las carroñeras es el caso de ingreso más común en los centros de recuperación desde la prohibición de abandonar cadáveres en el campo.) y con las plumas en muy mal estado, especialmente las rectrices.  Una vez el buitre se encontraba "a salvo", los compañeros del CREA de Los Villares vinieron a recogerlo. Actualmente este animal se encuentra en perfectas condiciones, y una vez sus plumas estén en perfecto estado será devuelto a su medio.

El buitre antes de capturarlo.

El buitre ya capturado.
No pasaron muchos días de la recogida del buitre cuando recibo una llamada de Iván Parrillo, técnico en la zona de Los Pedroches con un proyecto life de venenos, y con el que tengo la suerte de estar realizando prácticas. Iván me dijo que tenía una llamada de un ganadero que, en su finca de Dos Torres, había en el suelo un ratonero que no volaba. Rápidamente nos desplazamos hasta el lugar, y comprobamos que, efectivamente, era un pollo de busardo ratonero que no volaba. En este caso, no fue la mano del hombre la causante de la desgracia (más del 90% de las causas de ingreso son culpa del hombre, directa o indirectamente).
El nido donde se encontraba se había caído junto con él. Pudimos comprobar que en el lugar donde antes estaba el nido, se encontraba un hermano suyo, el cual había resistido en el árbol. Éste sí era alimentado por sus padres, pero el "nuestro" no era alimentado por encontrarse en el suelo.
Una vez pude capturarlo, contactamos con Los Villares para que vinieran a recogerlo. Debido a la saturación de trabajo que tenían no les era posible recogerlo, por lo que decidí llevármelo a mi casa. Le improvisé una jaula, lo alimenté e hidraté y al día siguiente lo llevé personalmente al CREA. Allí pude saludar a mis antiguos compañeros y comprobar la enorme saturación de trabajo a la que están sometidos en la época de cría.


Alimentado al pollo de ratonero antes de su viaje al CREA.
Sin dejar los buitres, Iván y yo recogimos otro buitre de casa de Miguel Aparicio, agente de Medio Ambiente, que también procedía de Villanueva de Córdoba. Éste lo recogíó en persona Miguel Carrasco, responsable del CREA de Los Villares.

Pero no todo han sido buenas noticias de recogidas con los buitres ya que, nuevamente en Villanueva de Córdoba, Iván y yo encontramos un buitre, el cual no pudimos capturar. Aunque no podía volar, sí podía planear. Después de innumerables carreras detrás de él, de saltar gran cantidad de cercas de piedra, nos dejó atrás y con la impotencia de no haber podido ayudarle.

La última de las llamadas la recibí ayer. Un ganadero de Pozoblanco había visto un búho real que se desplazaba a "saltos" por su finca y al parecer no podía volar. Me desplacé con él hasta el lugar donde lo había visto y allí se encontraba, a la sombra de unos juncos. Efectivamente no podía volar, por lo que lo capturé. Una vez en mis manos comprobé que el codo de su ala izquierda estaba luxado, de ahí su imposibilidad para volar. Transportado a Los Villares por Miguel Aparicio su pronóstico es favorable. Una vez se encuentre recuperado será devuelto a su medio natural.



Con esta entrada pretendo transmitir, y sobre todo concienciar sobre la responsabilidad que tenemos sobre los animales, ya que la mayoría de los problemas que les afectan, directa o indirectamente, son culpa nuestra.

¡Conservar y respetar nuestra fauna es responsabilidad de todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario