40 días de los más intensos y bonitos que he vivido
últimamente, en el ámbito profesional, pero sobre todo en el personal.
Todo comienza con la visita de una persona muy importante
para mí, mi amiga Marta. Ambos tenemos pensado pasar el mes de Noviembre en el
Hospital de Fauna Salvaje de AMUS, pero decide venirse unos días antes para
conocer lo que ella llama “el sur”. Y qué mejor momento para yo también conocer
zonas y lugares que, bien por falta de tiempo o por simple pereza, aún no
conozco.
Y una de estas zonas aún por descubrir para mí es la Sierra
de Andújar, zona de reintroducción del tan amenazado lince ibérico, y paraíso
para los amantes de la naturaleza. Con la ilusión de poder ver nuestro primer
lince en libertad, ambos partimos una mañana (no muy temprano) hacia Andújar,
concretamente a Cerrajeros.
Nada más llegar nos encontramos con una pareja apostada en un
cortado, totalmente preparados para el avistamiento y para combatir el frío, y
pensamo si ellos ya habrán visto uno. Rápidamente buscamos una zona donde poder
situar nuestros telescopios y comenzar a barrer el enorme campo de visión que teníamos
delante. Mientras montábamos nuestro equipo se acerca un hombre en su
todoterreno que decía venir de Madrid exclusivamente para intentar ver al “gato”.
Nos dice que no ha visto nada, sólo dos muflones al principio de la mañana y ya
está. Esto nos desanima un poco, ya que llegamos tarde y no tan preparados como
la gente que nos rodea, pero seguimos con la ilusión de ver un “gato”.
Nada más montar uno de los telescopios, Marta apunta a un
sitio al azar y ve una pareja de muflones. Primera alegría, ya que ninguna ha
visto nunca ninguno. La mañana comienza de maravilla…
Pasan las horas, y nos conocemos la zona a la perfección.
Nos hemos trasladado a una zona más elevada para tener aún más campo de visión,
pero sólo vemos ciervos, muflones, perdices, petirrojos, conejos… el lince no aparece.
Ciervo (Cervus elaphus) |
Muflón (Ovis musimon) |
Petirrojo (Erithacus rubecula) |
Las
posibilidades de ver uno comienzan a desaparecer. Como el avistamiento lo vemos
ya improbable, decidimos apostarnos una cena. El primero que logre verlo gana
una cena… y conseguí una cena gratis!!! Ahí estaba, subiendo el camino que se
aprecia en la foto de abajo. Tranquilamente, sin nada que le preocupe. Se gira,
nos mira durante unos segundos y sigue su camino como si nada. Lo seguimos con
la vista hasta que desaparece. Fueran apenas 20 segundos, pero para nosotros
fueron de lo más intensos. Lo conseguimos. Hemos visto un lince. La emoción se
nos notaba a ambos. Momento mágico que nunca olvidaremos.
Camino que recorrió el lince |
Con la satisfacción de un día redondo decidimos volver a
casa antes que anochezca. Pero no sabíamos que el camino de vuelta sería tan
largo. Muflones, ciervos, toros bravos y….. un gamo nos deleitan nuestro
regreso a casa. Ahora sí que el día había sido redondo.
Gamo (Dama dama) |
Ciervo (Cervus elaphus) y toros de lidia (Bos taurus) |
Seguimos exprimiendo los días antes de marcharnos a AMUS y
organizamos una excursión para avistar grullas. No estamos muy seguros de poder
verlas, ya que este año se están retrasando mucho. Aun así decidimos intentarlo.
Y menos mal, porque nuevamente nuestra salida es fructífera. Grullas, mochuelo,
avefrías… redondean otro día perfecto.
Grulla (Grus grus) |
Gastamos los días hasta que llega la hora de marchar a AMUS.
Allí nos esperan amigos, animales a los que intentar ayudar y muchas cosas por
aprender.
Después de un mes allí, de buenos y malos momentos, de
muchas cosas aprendidas, de muchas cosas vividas, toca marcharnos. Ya ha pasado
un mes. Pero nuevamente nos sorprenden con una gran noticia. AMUS ha conseguido
la implicación de la gente y han obtenido algo más de 5.000 euros a través de
donaciones para la construcción de unas instalaciones de cría. Y quieren que
nos quedemos para ayudar en su elaboración. Sin dudarlo, aceptamos la propuesta
y estamos a la espera inminente de que comiencen las obras.
Ahora estoy de descanso una semana esperando con ansia
volver y reencontrarme con todo el equipo humano que forma AMUS y con mi
compañera de batallas, a la que acabo de despedir.
Desde aquí agradecer enormemente a Álvaro Guerreo, director
de AMUS, la oportunidad que nos ha dado de poder colaborar en un proyecto tan
bonito y gratificante como ese, y a mi amiga Marta, persona con la que comparto una
gran pasión por los animales, por la naturaleza y sobre todo una gran amistad.
Nota: en esta entrada, aunque las fotos están realizadas con
mi cámara, todas están realizadas por Marta (excepto en las que aparece ella,
obvio).